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Solo quien abre el equipaje de su alma y lo estudia a fondo, puede desarrollar su consciencia, recorrer su camino con maestría y acercarse a la meta espiritual más elevada que existe: a uno mismo.

El mago

Ismael Sanchez

Una maestra sanadora y tarotista con dilatada experiencia que me acompañó en terapia durante varios años en el transcurso de mi etapa adolescente me dijo:

"...Llevas el tarot en tu ADN, transmítelo al mundo"

Esta frase me recuerdan para qué estoy aquí. Me inyectó muchísima fuerza, la sentí verdadera en lo más profundo de mi corazón.

Mi noche oscura del alma

Con 12 años experimenté una crisis existencial que para mí fue la “noche oscura del alma” de la que muchos místicos hablan en el terreno espiritual y que yo prefiero nombrarla como la “noche que cura el alma”. Sentí de forma muy vívida y real que la muerte venía a buscarme, que quería llevarme con ella, y como yo me oponía y me aferraba a la vida aún con gran angustia y temor. Esta sensación me acompañó durante varios meses, y me llevó a conectar con mi misión. Ser consciente de que la muerte está a tu lado te desnuda. A partir de aquí, empezó mi gran búsqueda, en la que muchas veces la ansiedad parecía un océano sin final y donde el Tarot se convirtió en mi único flotador creativo.

Volviendo a mi esencia

Me distancié de mis amigos y del mundo para entrar en mi propio mundo, empezó mi proceso “Ermitaño”, rodeado de barajas de cartas y oráculos, pasaba horas y horas, semanas y meses leyendo libros de Tarot de todos los autores de aquel momento, explotó mi imaginación.

Tenía claro, con una certeza como mínimo extraña para mi edad, que mi misión era trabajar y enseñar el Tarot. Nadie me influenció, excepto mi propia alma. De los 12 a los 18 años estudié y practiqué de forma autodidacta. Entonces se corrió la voz en mi pueblo natal de que un chico muy joven leía el Tarot.

En casa de mis padres, la que fue mi habitación de introspección se convirtió más tarde en una consulta. Atendía a muchas personas, en secreto, para no levantar miradas “juiciosas”.

Quiero ser Tarotista

Con la firmeza pero al mismo tiempo vulnerabilidad de un adolecente, comuniqué a mi familia: “Quiero ser tarotista”. Tuve una gran oposición, por parte de mi padre.

Hoy puedo reconocer que gracias a ese “obstáculo”, quise ser el mejor, buscar la excelencia y darle al tarot un enfoque serio y terapéutico, alejandolo del aspecto más esotérico y adivinatorio.

La Mejor Iniciación

De niño recuerdo a mi madre en etapas muy depresivas.

Yo me mimetizaba con su sufrimiento, quería verla feliz. En realidad, se trataba de una iniciación.

Hoy puedo reconocer que, gracias al destino de mi madre, he aprendido que significa acompañar a un ser humano sin salvarlo o hacerme cargo de él.

Mi Sueño Hecho Realidad

Con 18 años recibo mi primer curso de Tarot en una escuela de crecimiento personal de Barcelona, con 19 años empiezo a formar parte del equipo de Tarot telefónico y más tarde sigo dando sesiones presenciales y clases durante 5 años.

Aquí se hizo realidad mi sueño. Cuando me preguntaban: ¿y cual es tu profesión? Yo me sentía orgulloso de contestar: Mi profesión es ser tarotista. Esta etapa me aportó un gran bagaje personal y profesional. Me ayudó a ganar mucha soltura , seguridad y fluidez en las lecturas.

Buscando Mi Propia Voz

También aprendí que cuando uno brilla, a veces se corre el riesgo de que otras personas quieran tapar tu luz. Todo me sirvió, para ir cogiendo mi propia fuerza, y tomar la decisión de “independizarme” y empezar un nuevo ciclo, una andadura más personal, sin que ninguna marca, empresa o mentor me respaldará.

Siempre quise darle a mi trabajo autenticidad, y gracias a miles de lecturas y cientos de clases particulares, fui desarrollando una pedagogía y una metodología por una parte canalizada y por otra parte cosechada, hasta llegar sin intención ni premeditación al parto de la que hoy es mi Escuela de Tarot.

Una vez un maestro me dijo: “Ismael vas en canoa cuando podrías ir en transatlántico”.

Esta frase encendió en mi interior la chispa que impulsó la creación de la Escuela que hoy está en expansión.

Mi historia...

En mi Corazón

Siempre llevo en mi corazón a toda mi familia, a mis maestros de vida, a mis amigos, a mi pareja, a mis clientes, a mis alumnos y a todas las personas que desde hace tantos años siguen mi trabajo en mis redes sociales y comparten mis escritos y vídeos.

Si hoy me pregunto: ¿Cuál es mi verdad?

Hoy mi respuesta es: “Soy la suma de todas mis relaciones”.

Gracias a todos. ¡Gracias a ti por leerme hasta aquí!

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