

Si jugamos con la palabra mamá leemos ama. Si jugamos con la palabra madre leemos darme. Es decir, la sanación del
vínculo con nuestra progenitora nos trae dos regalos existenciales:
Darnos amor
Amar la vida
Enhorabuena a todos los alumnos que han venido de distintos lugares del mundo: Canadá, Alemania, Suecia, Málaga, Madrid, Cuenca, Barcelona.
Hoy regálate este decreto:
“Respeto el alma de mamá. Así me doy amor. Así amo la vida”

Culminando el retiro de LA MADRE. Hemos llorado, hemos reído, hemos sentido el alma de mamá y de nuestros abuelos maternos. Hemos aceptado que nos parecemos a mamá. Hemos honrado el útero materno.
Hemos sacado la queja infantil hacia mamá. Hemos visto con compasión a la niña y a la adolescente que fue mamá. Hemos accedido a las memorias del linaje femenino y hemos devuelto con respeto la carga emocional que llevábamos por lealtad a ellas.
Hemos comprendido a través de la fecha de nacimiento porque nos ha sido asignada nuestra madre por algo más grande y que maestría del corazón nos ha enseñado.
Finalmente hemos alcanzado una rendición a nuestra madre terrenal, en apertura a lo que la vida desee de nosotros. La última frase sanadora que nos ha conmovido ha sido: